En las últimas décadas, Chile ha entrado en el proceso de la transición demográfica, proceso propio de los países en vías de desarrollo. Con ello, el número de adultos mayores aumenta, viven más años, y la población joven disminuye. La distribución etaria de la población, ha variado significativamente desde mediados del siglo pasado hasta la actualidad.

En 1960 los menores de 15 años representaban el 39,5% de la población total, los de 15 a 59 años eran el 53% y los mayores de 60 años alcanzaban al 7,4%, es decir, menos de la décima parte de la población. En el año 2000, estos porcentajes eran de 27,8%, 62% y el 10,2% de la población total, respectivamente, disminuyendo la población infantil y aumentando la población adulta mayor. Se estima que al año 2020 estos grupos representarán el 20,2%, 62,5% y 17,3% respectivamente, lo que supone un sostenido envejecimiento de la población en Chile.

El irreversible fenómeno del envejecimiento poblacional y los avances en el conocimiento de las enfermedades que afectan a las personas mayores, han permitido orientar la atención de salud de este grupo etario, dentro de un enfoque anticipatorio y preventivo, dirigido a la mantención de la funcionalidad. Dicho de otra manera, antes de que se instale el daño, vale decir, promover un envejecimiento positivo y cambiar la mirada de la sociedad, reconociendo y visibilizando a las personas mayores y sus derechos, como propicia la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su informe mundial sobre el envejecimiento (octubre de 2015).

Las personas adultas mayores siempre han sido atendidas en nuestro sistema de salud, pero hace sólo 20 años que se las atiende bajo el paradigma central de la geriatría, cuya mirada es anticipatoria y centrada en la funcionalidad. La instalación de una mirada anticipatoria y preventiva se logró en 1995 a través de la creación del Control Sano del Adulto Mayor, donde se incluye la Evaluación Funcional del Adulto Mayor (EFAM-Chile), siendo éste un instrumento de detección predictor de pérdida de funcionalidad, aplicado a todas las personas de 65 años y más que concurren a los centros de atención primaria del país.

A partir del 2015, el Programa Más Adultos Mayores Autovalentes, emerge como un compromiso del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, que busca preservar la autonomía de las personas mayores de 60 años. Para esto, el Ministerio de Salud fortaleció la atención primaria de salud municipal (APS) asignándole recursos extraordinarios para este programa, que ofrece talleres de estimulación motora, estimulación cognitiva y autocuidado de la salud, a cargo de una dupla de kinesiólogos en cada CESFAM. Cada persona que ingrese al programa, accede a un total de 24 sesiones durante 3 meses en los cuales recibe formación en los temas anteriormente mencionados.

El requisito para incorporarse es tener 60 y más años, pertenecer a FONASA, estar inscrito en un CESFAM, tener el Examen de Medicina Preventiva vigente y/o los controles al día en el programa de salud cardiovascular (para aquellas personas entre 60 y 64 años) y tener el examen de medicina preventiva de salud del adulto mayor (EMPAM) vigente (para aquellas personas de 65 y más años).